sábado, 18 de febrero de 2012

Silencio del sur, gemido del oeste

Naufragaron mis caricias en esos cuerpos sin mar, donde tu orilla fue anhelada desde un principio.
Ahora me das el silencio en esta ciudad del ruido, donde en cada esquina sueño con encontrarte.
Son dardos tus pensamientos que nunca llegan al centro, donde imagino que el miedo controla tu puntería.
Es tu sed se ahoga en otros besos, donde la lluvia me inundó hasta los tobillos.

Nunca se muere de pasión, porque el fuego puede prenderse pero no quemar.
Van días que extraño, van noches que olvido.
Es amor en otro corazón, es erotismo en cuento de hadas.
Es tu sed que no bebe mis lágrimas, donde la lluvia se hace intensa.

Silbando el viento en la oscuridad, silbando pajaritos en la luz del aurora.
Tus letras caen al piso, tus palabras esa piedra en el camino.
Entonces imagino un "buenas noches" con vigor y tu grata risa coloreando mis mañanas.
Es tu sed que te deja sin aliento, donde la lluvia no la mojará.

La ternura que nunca abrazas, los labios que tienen tu nombre.
Corren a mi cuenta las noches que no te dí, pido fiado cuando ya no me alcanza.
No hay revolución sin amor, no hay filo que corte tus alas.
Es tu sed que permanece en la sombra, donde ni el sol lo iluminará ni la lluvia lo calmará.

Nunca.