¿Dónde terminó? Olfateando en la bruma del alma, extraviado como mi sigilosa pasión.
Mientras un diluvio sigue baldeando la terraza, y la ropa colgada en el tender.
Cuando se vació el plato ya no quiso comerse más el garrón, buena sobremesa de culpas.
Voy cortando flores de la ciudad, regando con lágrimas
recordando el verano, explicándolo en otoño.
Cielos grises manchados con una sonrisa, ese boceto intangible.
Quiero cerrar el portón de esta isla, armar una hueste con nubes
para darte provecho en tus días.
Cortejando la rutina perdiendo la orientación, no habrá oeste,
todo el norte va a caer y una estrella roja al sur.
A lo mejor, el planeta explosiono nuestro recelo combustible
de tanto salir a respirarnos lejos ya no podremos bajar.
Te supe contar historias de esta estación, le prestabas atención aunque ya sabias que el verano termina en otoño.
En el terreno del amor me danzan los cuervos pero me brotan capullos.
Mientras pactas besos, sigo ofertando tus reservas.
Quizás mañana sea lunes y subastes lo que tenes ahorrando.
Será una contraseña campechana tan narcótica como la ternura.