jueves, 26 de abril de 2012
Noche de cosquillas
Siendo un adolescente, embriagado en una mesa, un tipo raro se sienta a mi lado y me contó la historia de una mujer, que huyo del paraíso y.. bueno.. esta parte del relato fue la que me más llamo la atención:
"..Después de la creación de la mujer, Dios lloró esa noche y se fue a calmar su pena, como lo hacen los dioses: Desahogando su furia.
La luna, que lo iluminaba en su trabajo y expectante de la situación, comprendió todo.. y al irse Dios, ella también quebró en llanto, con sus caras tristes (porque la Luna tiene dos caras), algunas gotas cayeron sobre la mujer y las demás gotas saladas al mar.
Dios había creado otro ser con su amor, pero la receta fue una mezcolanza junto con las lágrimas de la Luna, que estimularon que esta mujer despertara con vida.."
Tiempo después me pregunte si este cuento lo había soñado, eso sí.. muchas dudas sueltas me habían dejado. Pero de todos esos interrogantes, me llamaba más la atención porque Dios y la Luna lloraron después de la creación. Entonces empece el desafió sin saber que yo era como el predilecto.
Y empece a cuestionarme cuando Dios desahogaba su furia en una sequía infernal.
Nunca supe bien como la conocí, creo que el diablo metió la cola, pero el destino nos presentó de forma mágica. El encuentro fue inmediato, el deseo fue mutuo desde primer momento. Esa sequía o falta fue terminada cuando ella llego a mi pueblo, a escondidas la vi y nuestra holgada sed hizo que se nos paspen los labios y se evaporaran nuestras lenguas de tantos besos.. Ya no podíamos hablar y era imposible hacernos señas cuando no podíamos soltar nuestras manos enlazadas. Estábamos desesperados.
Sin comunicación alguna, abrimos nuestros ojos y levantamos la mirada, con ese gesto nos dijimos tantas cosas. Pero lo mas importante fue, que en sus ojos, esta Hija de la Luna, me ocultaba la respuesta de por que Dios lloró esa noche.
Al descubrirlo se me estrangulaba la garganta y sonreímos, pudimos hablar, soltamos nuestras manos y nos abrazamos.
Si bien el destino no siempre se copaba con nosotros, supimos burlarnos de él.
Sólo en la noche la podía encontrar, sus antepasados me atormentaban por despojar su virginidad de semidiosa, y ahora ella.. tan deseada por todos, vuelve a ser en mí cada vez que se centra en mis ojos.. En mi mente, en mi planeta.
En este simple ser humano, o hijo de Adan.